El viaje en tren desde la estación de Shanghai a Hangzhou, capital de la provincia de Zhejiang fue de lo más llamativo, aunque nada en comparación con lo que vendría más adelante. El vagón estaba abarrotado, mucha gente iba de pie, los revisores y los vendedores de comida pasaban como podían, la gente fumaba, comía, escupía con toda naturalidad.

En Hangzhou fuimos al hotel International Art Centre Inn, era un hotel pequeño pero acogedor. Hangzhou hace honor al dicho chino: En el cielo el paraíso, en la tierra Suzhou y Hangzhou, especialmente en la zona del lago del oeste.

Hangzhou estaba lleno de turistas, la mayoría chinos. Se notaba que corría el dinero en esa ciudad, se vivía bien, y la habían cuidado para hacerla como sacada de un cuento de hadas:

Un último comentario: había numerosas sesiones fotográficas de bodas alrededor del Lago. Aprovechamos esto para hacer de padrinos en alguna de ellas: