Tras 2 días en Shanghai, al tercero decidimos movernos y fuimos a visitar la ciudad de Nanjing. Cogimos el metro para dirigirnos a la estación de tren sobre las 7:15, y ¡alucinante! mucho peor que en Madrid en hora punta. Llegamos a la estación, y comprobamos cómo los libros que tenemos que hablan de China no mienten, pues mientras hacemos fila se nos cuelan. Suerte que en Shanghai hay una ventanilla especial para habla inglesa y, aunque por los pelos, podemos coger el billete para las 8:00.

Nanjing, junto con Wuhan y Chongqing es uno de los 3 hornos de la nación, con temperaturas que sobrepasan los 40º en verano. Cuenta con una población de un millón de personas. Su nombre significa 'Capital del Sur', al igual que Beijing significa 'Capital del Norte'.

Al poco de llegar a la estación, cogimos el autobús urbano número 17 para acercarnos al centro. Posteriormente nos dirigimos al museo conmemorativo de la masacre de Nanjing, en el que hay una exposición de fotografías, mapas y testimonios que documentan la llegada a la ciudad de las tropas japonesas en diciembre de 1937 y sus brutales violaciones, saqueos y la matanza de unos 300.000 chinos en las 6 semanas siguientes.

Tras esto, cogimos un taxi para dirigirnos al Mausoleo de Sun Yatsen, conocido como el padre de la china moderna. Luchó por introducir ideales democráticos, fue el fundador de la República en 1911 y su primer presidente y escribió muchos tratados sobre política.

Aquello es inmenso, pero no teníamos demasiado tiempo, debíamos regresar a Shanghai ese mismo día, así que fuimos directos al mausoleo: un lugar donde a pesar de la cantidad de gente que hay (en su mayoría turismo chino) se respira una paz y una tranquilidad impresionante.

Eso sí, aquí comienza la subida de escaleras en China (392 en este caso), que se repetirá posteriormente en la Montaña Amarilla, en la Gran Muralla China, LiShang... en nuestra vida habíamos subido tantas escaleras como en los 25 días en China.